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martes, 14 de octubre de 2014

Una falsa revolución en la selección nacional

Después de caer de forma estrepitosa en el Mundial de Brasil de este año, la Federación Española de Fútbol decidió seguir confiando en Vicente del Bosque para emprender un proyecto de renovación que permitiese a España volver a enamorar al mundo con su juego preciosista.

Después de a caer ante el combinado nacional eslovaco, todas las alarmas han vuelto a encenderse y muchos critican la continuidad del seleccionador.  Lo cierto es que, teniendo en cuenta que los DT de selecciones se suelen preocupar más en crear un grupo compacto (con pocas variaciones en las convocatorias) que no en hacer muchos cambios en cada lista llamando a los jugadores más en forma en el momento, es coherente pensar que una nueva etapa debiera empezar por un cambio a un seleccionador que partiese de una situación sin precedentes de ningún tipo.
Es por ello, que muchas de las decisiones que ha tomado el Marqués desde el fin del Mundial son aún más criticadas si cabe.

La confianza en futbolistas como Casillas, un mito nacional que no pasa ni mucho menos por su mejor momento, o Piqué, quien no parece "sentir los colores", resulta realmente inexplicable.  También lo es la demarcación que viene ocupando Koke, fantástico jugador que, aunque tiene condiciones para jugar de mediocentro (si se lo propone, falla pocos pases y organiza aceptablemente bien), aporta mucho más en una de las dos bandas de la línea de 3/4 gracias al peligro de sus asistencias y la efectividad de su trabajo defensivo sobre el lateral rival.  O la suplencia de Paco Alcácer, en un momento de forma extraordinario, para dar entrada a Diego Costa (seguramente el mejor 9 del mundo actualmente, pero que no rinde en un estilo de juego de posesión).
No obstante, es quizás la falta de profundidad ofensiva provocada por el exceso de "jugones" el principal punto débil de España: hay mucho jugador con calidad para pasar y dar asistencias y casi ninguno que se desmarque para recibir.

Ante la débil Luxemburgo, Vicente llevó a cabo algunos cambios.  De Gea sustituyó a Casillas y entró un delantero más (Alcácer).  Son pocos si se tiene en cuenta la situación en la que nos encontramos, insuficientes si queremos volver a ser una selección competitiva.

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